Reflexiones sobre la desigualdad: El punto de equilibrio de la convivencia se alcanza cuando la eficiencia del mercado coexiste con una distribución que sustenta el pacto social. | Columnas | Expreso
La desigualdad es un tema de actualidad y controversia. Pero, ¿qué es la igualdad? Ciertamente no lo es en el sentido absoluto pues de ninguna forma somos iguales, ni física ni intelectualmente. En el ámbito económico la “igualdad de oportunidades” es una utopía debido a que en todas las sociedades humanas existe desigualdad de oportunidades.
La igualdad, no obstante, sí tiene mayor aproximación cuando se trata de la “igualdad ante la ley” en aquellas sociedades donde la norma legal impera. Es un componente crítico que contrarresta las asimetrías económicas.
¿Debemos aceptar las desigualdades extremas entre opulencia y miseria? La respuesta es un categórico NO. Aparte del imperativo moral y ético, hay razones de fondo que justifican el fortalecimiento del tejido social y la inclusión económica de los recursos humanos disponibles para alcanzar mayores niveles de prosperidad colectiva.
Lo que nos lleva a la conclusión que el ejercicio de la libertad es necesario para impulsar, sino la igualdad, sí la equidad distributiva que permita un nivel mínimo de bienestar a la población. Ello requiere crecimiento ético - ambas nociones contrarias a la práctica del socialismo que reprime la libertad y produce la miseria colectiva. La riqueza, en definitiva, no es lo que produce la pobreza; son el mal manejo de los recursos, la incompetencia, el abuso del poder y la corrupción los determinantes del subdesarrollo y la pérdida de bienestar.