El centralismo no nació por generación espontánea. En forma aparentemente aleatoria fue ganando espacios mientras GUAYAQUIL capitulaba. Hoy, después de 200 años como país, tenemos un Estado fallido en su misión de servir. Es hora del cambio radical que devuelva el poder hacia la base. Que las capitulaciones terminen y se inicie la fase de las futuras victorias por ganar la libertad una vez más.