El futuro de Occidente
Alberto Dahik Garzozi
6 de marzo, 2022 - 08h42
El conflicto entre Rusia y el mundo libre, pues no es este un conflicto solo con Ucrania ha hecho reaccionar a Europa como nunca se había visto desde la segunda gran guerra.
La herencia del despotismo y tiranía de los zares, y la dictadura infernal del comunismo, dejaron en ese pueblo, casi como ADN, la necesidad de gobiernos autoritarios. Como que el pueblo ruso todavía no entiende el sabor de la democracia.
El gran ganador de este conflicto es la China. No ha dado un apoyo directísimo a Rusia, pero ciertamente sabe que es el único aliado que le queda a ese país, el cual, ante el bloqueo económico de Occidente, irá a la China suplicando auxilio financiero, y con ello, con la gran habilidad más que capitalista del gigante de Oriente, se asegurará de contar con el respaldo de los recursos naturales rusos, incluyendo su petróleo y gas.
Occidente, que ha estado dormido, con democracias que bajo la tolerancia llevada al extremo han producido unos sistemas políticos donde todos se sienten con derechos y nadie con deberes, tiene que enfrentar el reto y entender que un eje chino-ruso, al cual se adhieren otros países que son muy conocidos, es una amenaza a su supervivencia como sociedades libres.
La China será la primera economía del mundo, pero hay una manera de contrarrestarla: una verdadera unión económica, como la que existe entre los países europeos, integrando al USMCA (Tratado de Estados Unidos México y el Canadá que substituyó al NAFTA) en forma completa y total a la Unión Europea. Así como hoy medimos la economía de la Unión Europea, si medimos la Economía del “mundo libre” con la fusión de esas dos grandes zonas, entonces la economía china jamás alcanzará a esa gran economía de mundo libre. Y todo está dado para esa gran unión, pues son complementarios. Europa ahorra mucho más que los Estados Unidos, y es el contrapeso para la gran cantidad de ahorro que genera la China (más del 40 % del PIB frente a menos del 20 % de Estados Unidos). La gran capacidad de invención y renovación de la economía de USA que potencializa la más lenta economía europea. Un parlamento del Atlántico Norte, legislación del Atlántico Norte que incorpore como hoy lo hacen los estados europeos al USMCA con el parlamento europeo en una mayor entidad legislativa, y una política de defensa común, y un flujo libre de ciudadanos, inversiones, y finalmente una sola moneda de ese gran bloque, harían totalmente inviable el sueño chino de ser la primera economía del mundo. Esa unión del mundo libre sería inalcanzable, pues la base de población, el grado de desarrollo actual, y la proyección futura, harían que el bloque ruso-chino jamás alcance el nivel del mundo libre.
Trump acertó en cuanto exigir a Europa más compromiso. Pero se equivocó totalmente, con su falta de talla de estadista, en no unificar a las dos regiones. Se dedicó a pelear con Europa, a una guerra comercial, sin entender lo que el futuro demandaba.
Este es el momento no solo de despertar frente a una amenaza militar, sino frente a la económica. La verdadera integración del mundo libre en lo económico, base de cualquier otra integración, se impone hoy más que nunca.