El Ecuador cumplió doscientos años desde el día glorioso 24
de Mayo de 1822 que logró en las colinas del Soberbio Pichincha libertad.
Se ha discutido sobre el carácter de aquel proceso,
atribuidos a criollos terratenientes o a burguesías emergentes; se ha debatido
si la independencia tuvo o no un alcance popular; se discrepa sobre sus
alcances, considerando que las repúblicas que nacieron consagraron el poder de
minorías oligárquicas, que marginaron cualquier desarrollo democrático; se
observa, alaba o cuestiona el liderazgo de las principales figuras involucradas
en las luchas libertadoras; incluso hay quienes consideran a los procesos
latinoamericanos como simple eco o reflejo de los acontecimientos europeos y,
por tanto, niegan la personalidad propia de ellos en tierras hispano hablantes;
y, en fin, no es ajeno a los debates el surgimiento de concepciones
revisionistas y hasta antihistóricas, sustentadas en criterios simplemente
localistas, regionalistas o elitistas.
El resultado que se ha obtenido en estos dos Siglos ha
mantenido la tendencia de altos y bajos que ha mantenido nuestros países
estáticos, en vez de ser un ejemplo de constante mejora.
La antes mencionada condición se exacerbo con la
implementación de un proyecto llamado: Socialismo del Siglo 21, y que lejos de
lo que prometía y se pensaba lograr fue una estrategia edificada y sustentada
por la mentira y la corrupción que sembraron en el país todo lo que es
denigrante para el ser humano.
Influyendo en él -Socialismo del Siglo 21- la táctica
fraguada por el infame Foro de Sao Paulo, el peronismo paternalista y
sobre todo la infame y fracasada versión del comunismo cubano que ha logrado
después de un marketing costoso pagado, mientras pudo, por la Unión de Países de
la Sociedad Soviética.
Luego traidoramente mantenido por un insidioso que siendo
de nacionalidad extranjera: Maduro, convirtió el más fino diamante en carbono y
ha obligado a los auténticos venezolanos al servilismo de quien ha sido siempre
su envidioso enemigo Cuba.
Siendo esa la realidad, con un solo común denominador y
una especial sensibilidad de retomar la educación del país propender a que
nuestros hermanos ecuatorianos cumplan su ilusión y justo derecho, totalmente
concordante con una meta visionaria y patriótica. Avergonzados hoy por un
mitómano auto glorificado y envalentonado por una dudosa fortuna de dudosa
procedencia, Lasso que ha transformado su informe a la nación en una
presentación circense de ofertas parecidas a las demagogia y componendas de sus
campañas.
Exclusivamente hay una sola oportunidad: Los militares y
la Fuerza pública debe cumplir con su obligación Constitucional de junto a la
inmensa mayoría formar un “Frente Cívico
Militar” para salvar a los ecuatorianos e implementar cambios esenciales y
duros que den base para un futuro digno.
Claros de que no será fácil y probablemente una gran
mayoría jamás lograríamos ver el fruto de nuestra dura labor. Sin embargo, la
gran mayoría actuará patrióticamente sin claudicar. Y de esa manera cumplir con
la sexta estrofa de nuestro Himno Nacional.
Y si nuevas
cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin;
Hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra el tirano
huelle solo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.