martes, 3 de mayo de 2022

También se despide Muriel


Con gran pesar el día de hoy me he enterado de que finalmente el restaurante caracol azul había cerrado sus puertas. Al menos que Muriel nuestra gran amiga y a su vez hermana de un extraordinario artista en su profesión de genio en la publicidad.

Fuimos frecuentemente con mi enamorada, novia, esposa y mis hijas, a cenar o incluso almorzar a dicho restaurante porque verdaderamente tenía muchas delicias y siempre encontraba la cara dulce de doña Muriel Beaven.

Con esta pequeña nota pretendo resaltar la parte humana de dicha gentil dama que al encontrarse sin ningún familiar se dedicó por muchos años a crear una hermandad en Guayaquil, como aquella que dejó en su momento en su lugar de nacimiento la bella Chile.

Recuerdo que ella tenía el intenso deseo de seguir sirviendo a los guayaquileños y había decidido al no tener ningún familiar a quien dejar toda su labor y todo el esfuerzo que había puesto en tener los más finos y deliciosos mariscos, al igual que en  menor cantidad los otros deliciosos platos ecuatorianos, poner a nombre y obsequiarles su culinaria experiencia a los encargados de la atención y preparación de dichas caricias gastronómicas a todos sus empleados; sin ningún costo, por haberla tenido como una excelente instructora y persona de un alma muy cristiana y absolutamente entregada al servicio de quién la pudo conocer.




Luego de haberse iniciado la pandemia he perdido el contacto completamente con dicho extrañado lugar que tanto nos ha deleitado a través del tiempo y al que también tengo presente con un poco de hilaridad: se trata de mencionar que tenía un plato que para mí era uno de los más deliciosos y se llamaba corvina a lo macho, que yo al no ser amigo de los tan picante le decía a Muriel oye no puedes hacer uno que no sea en ese sentido tan macho y ella lo preparaba supuestamente sin ninguno de las especies que daban el especial toque de lo evidente que resulta su nombre “caliente y muy picante” pero era una de las cosas que todavía llevo en mi mente.

Muriel todos los que te conocimos jamás te podremos olvidar y espero seguir gozando de tu presencia por algún tiempo aun cuando ya no pueda concurrir a tu lugar de buen comer que solo he encontrado similares en pocos lugares de Europa.