Al acercarse el Siglo 21 de la era cristiana,
se presentaron varios atrabiliarios remanentes del oscurantismo que lucraron su
vanidad o satisficieron a sus convulsionadas mentes, presagiando sandeces.
Por el año cinco de este período se inventaron disfrazar nuevas teorías socio económicas muy probadas y fracasadas durante miles de años. Entre ellas un soberbio mendaz hijo de un traficante menor -llamados mulas- que en su febril mente vio la posibilidad de un pomposo título: Socialismo del Siglo 21 e impuso un marketing importando que hablaba de:
“mentes
lúcidas, corazones ardientes y manos limpias”, llamándose la ‘revolución
ciudadana’.
Y ¿lo fue?
Revolucionario periodo de ideas cambiantes y
grandes imposiciones de opresión envueltos en la peligrosa nube de la orgía con
estupefaciente, y puso el desagradable espectáculo de éxito sobrevividos por otras naciones
que han sido sometidas al albañal de sus bajas pasiones y prácticas corruptas.
Una falla de cálculo envió al más tonto a
vacacionar en Europa y halagándolo con migajas, en proporción con sus lleves en
mano, para dejarlo en cargo de la arruinada tienda para regresar de salvador y
seguir saqueando.
Este, tristemente célebre tipo fue velozmente
apropiado por varios cortesanos que invirtieron en abalorios para llevar “la
troncha”. Tanto va el cántaro a la fuente que finalmente se rompe y dando un
giro al refrán lo hacen caer en cuenta de que los hábiles subalternos lo habían dejado
fuera del reparto y le demuestran que su co-jefe era el ejecutor del asalto a
las arcas de los ecuatorianos.
Al principio se opuso y lo convencieron de que
espere.
El hizo caso e impresionado por Deepak Chopra
y su “curación cuántica” un proceso mediante el cual el
"desequilibrio" de la salud de una persona se corrige por medios mecánicos cuánticos. Y
aprende unos párrafos de un libro de Chopra y se dijo estudioso cuántico.
La primera “batalla” la gana según se dice
por un hábil manipuleo del sistema de cómputo y lo demás es historia.
Mientras tanto el pobre de Willie Pompon, cariñoso
sobrenombre otorgado a Guillermo Lasso, muy buenito y católico que se hizo
multimillonario súbitamente por un puesto que le dieron y mi deducción que será
probada cuando se reinaugure la justicia debe evitar llamarlo inapropiadamente.
Después de doce años e ingentes gastos “logra
posesionarse cómo la posible salvación del pueblo” y promete todo, lo firma, confirma,
suscribe cartas de compromiso… Es decir, un hábil enamorador que promete todo y
sabe que eso es con suerte duradero hasta …
Los minutos para cumplir pasan y pide cien
días, luego se declara acosado y desconocedor de lo que ofreció e
imposibilitado por su incapacidad. Hasta que abiertamente traiciona a sus mandantes
y pacta -confesado por él personalmente- con el enemigo número uno del pueblo
faltando el respeto a un caballero amigo por haber usado su teléfono desde su
casa para conversar y platicar con el delincuente al que -se dice que manipuló
la contienda- y muestra su auténtico color, junto al fétido olor del traidor.
Es tan mal “piloto” que acelera con la proa
del avión en su vertiginosa caída precipitándose a estrellarse lo cual sería su
problema, pero arrastra en su desastre a millones de ecuatorianos.
El colmo es lo que pude escuchar ayer: Ataca
a un fuerte miembro de su clan: Fidel Egas, y lo tilda de todo… Su compañero,
su competidor, su imitado en profesión.
Voy a cerrar este sucinto relato, por respeto
a mis conciudadanos y porque has demostrado con demasía tu moral.