Una de las razones por la que pido que se obligue a renunciar a todos, es por ser un GOBIERNO FALLIDO.
Oh ¿Acaso debemos esperar que, entre el Covid, y los sicarios obliguen al Ecuador reducir su censo a diez millones de "sobrevivientes"?
Ni en su hogar el ciudadano puede estar tranquilo.
Que está impedido por su conformación a dar seguridad a su población.
Lasso y el bloque oficialista se encuentran atravesando sus semanas más convulsas desde el inicio del gobierno financierita-empresarial, 10 meses atrás.
La contundente votación por el archivo a la Ley de Inversiones en la Asamblea Nacional, el pasado 24 de marzo, pone en jaque a un “oficialismo” que la ciudadanía encuentra que es comandado realmente por el malquerido y ya convicto corruptor Rafael Correa.
Entretanto, la muerte cruzada vuelve a debatirse como amenaza del Ejecutivo al Legislativo. Las siguientes semanas serán cruciales para la administración Lasso, representando una clara fisura en el poder que cambia constantemente de color.
Tal parecería que el imaginario libertario -eje constitutivo del proyecto político de Guillermo Lasso- no es hegemónico.
El actor fundamental en la elaboración del programa de gobierno de Lasso es su propia fundación Ecuador Libre, “tanque de pensamiento” libertario que profesa el fundamentalismo de mercado.
Con la negativa a un tercio del proyecto económico empresarial, refleja que esta tendencia política encuentra oposición también dentro su propia clase.
Lasso anunció que presentaría el paquete de reformas laborales -que además dejarían al país con dos códigos de trabajo paralelos-, para mediados de abril.
Este nuevo proyecto también entrará a la asamblea con carácter económico urgente, demarcando 30 días como límite para que el Legislativo lo apruebe, reforme o archive. A pocas semanas de que este nuevo proyecto de ley se presente, entran en tensión varios actores en el país.
Las más importantes son las preocupaciones acerca de las implicaciones en el mundo de la vida que esta reforma conllevará, afectando directamente al pueblo y la clase trabajadora, con una flexibilización laboral agresiva.
En la reforma laboral se fraguan varios golpes que representan la mutilación gradual y sucesiva de luchas históricas del pueblo y la clase trabajadora -más de 170 años de resistencia obrera-, referentes a la explotación laboral y el trato digno a los trabajadores. La ley intenta suplantar e institucionalizar el empleo no adecuado, como si fuese empleo adecuado, precarizando las condiciones a la orden del libre mercado. De aprobarse este proyecto de ley, el Ecuador llegaría a ser el único país en el mundo en el cual regirían dos códigos laborales simultáneamente. Poco a poco desaparecerá el actual Código del Trabajo, que materializa condiciones de empleo. Gran fracción de la masa laboral sería víctima de una recontratación forzada a mejores condiciones para la clase burguesa empresarial.
Esta reforma implica la flexibilización de la jornada laboral, la eliminación de la jubilación patronal, la reducción de salario y menores obligaciones del empleador con la Seguridad Social.
Con el archivo de la reforma a la Ley de Inversiones, queda la posibilidad de que el Legislativo vuelva a tomar la misma posición frente a la reforma laboral, dejando sin efecto la tercera parte del paquete de reformas neoliberales impulsadas por el Gobierno Nacional. Frente a esta posibilidad, Lasso ya inició un nuevo proceso de judicialización de la política implicando en casos de corrupción -frente a la Fiscalía General del Estado y el SRI-, a asambleístas tanto de Pachakutik como de Izquierda Democrática, y a su antiguo aliado, Xavier Hervas. En esta pugna interburguesa resaltan también los choques entre Jaime Nebot y Guillermo Lasso, que ahora se reflejan en el posicionamiento en la oposición al oficialismo de gran parte de la bancada Madera de Guerrero hábilmente ocultada como si fuese del PSC.
Ante este escenario posible, Lasso ha planteado dos amenazas: 1. una consulta popular a los 7 de cada 10 ecuatorianos sin empleo, acerca de la ley de flexibilización laboral y privatizadora, desde la manipulación mediática con el apoyo de buen sector de la burguesía empresarial, y todo el poder del Estado, generando también más divisiones internas en el seno de la clase trabajadora. Mismas y nuevas divisiones que se generarían al sostener dos códigos de trabajo, uno más denigrante que otro; y 2. la muerte cruzada, uno de los recursos de presión política favoritos de Lasso desde el inicio de su mandato. Sin embargo, el gobierno no solo se encuentra aislado en los marcos de la política real (no sé si sea el término adecuado), sino que también está atravesando por el momento con menor aceptación y popularidad de su mandato.
El panorama político-institucional de los últimos meses denota una conclusión central: se mantiene una constante en la pugna inter burguesa a la que ha llegado la administración de Lasso. Cuando la burguesía más reaccionaria se vuelve a apropiar del Estado, se dinamiza la cotidianidad de la rifa de puestos, direcciones, hospitales y demás plazas, como cuando la entonces ministra Romo instrumentalizaba aquellos mecanismos en el momento más álgido de la pandemia en 2020. Esta práctica común de la política real se presenta como “corrupción” por parte del Ejecutivo cuando este no logra presionar o incentivar lo suficiente a asambleístas de varias bancadas como las de Pachakutik e Izquierda Democrática, cuando sabemos que las mismas bancadas se negaron a seguir procedimientos legales contra Lasso cuando estalló el escándalo de los Pandora Papers.
Por su parte, la AN se encuentra tramitando una posible ley derogatoria de la reforma tributaria, la cual por su parte también podría tener como consecuencia la anulación de la primera de tres reformas presentadas por el Ejecutivo.
Sin duda este gobierno de Guillermo Lasso sólo prueba que es de un aprendiz de capataz guiado y aconsejado por diferentes personas tan ambiciosas de figurar y actuando únicamente para su beneficio personal. E incapaz de entender el auténtico significado de:
«Solo sé que nada sé» (en griego clásico ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα, hèn oîda hóti oudèn oîda; en latín scio me nihil scire o scio me nescire) es un conocido dicho que se deriva de lo relatado por el filósofo griego Platón sobre Sócrates. Asimismo está relacionado con una respuesta oracular de la pitonisa de Delfos, que a la pregunta realizada por Querefonte sobre si había alguien más sabio que Sócrates, respondió que nadie era más sabio.[1]
En Platón
En la Apología de Sócrates, de Platón, se cuenta que:[2]
[…] ἀλλʼ οὗτος μὲν οἴεταί τι εἰδέναι οὐκ εἰδώς, ἐγὼ δέ, ὥσπερ οὖν οὐκ οἶδα, οὐδὲ οἴομαι·Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe [nada]. Por otra parte, yo, que igualmente no sé [nada], tampoco creo [saber algo].
La imprecisión de parafrasear este fragmento como «solo sé que no sé nada» radica en que el autor no está diciendo que no sabe nada, sino que hace ver que no se puede saber algo con absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno cree estar seguro.[3]
Sócrates vuelve a tratar este tema en el diálogo platónico Menón, cuando dice:[4]
καὶ νῦν περὶ ἀρετῆς ὃ ἔστιν ἐγὼ μὲν οὐκ οἶδα, σὺ μέντοι ἴσως πρότερον μὲν ᾔδησθα πρὶν ἐμοῦ ἅψασθαι, νῦν μέντοι ὅμοιος εἶ οὐκ εἰδότι.—y ahora no sé qué es la virtud; tú quizás lo sabías antes de hablar conmigo, pero ahora eres ciertamente igual a uno que no sabe.