La incómoda reflexión del 25 de Mayo: ¿Somos libres los argentinos? Pronto se dará un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, que teóricamente rompió nuestras “cadenas”, tendríamos que reconocer que la libertad es materia pendiente.
La culpa ya no la tiene España.
Marcelo Duclos Marcelo Duclos 25 mayo, 2021
Un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo nos lleva a una reflexión obligatoria y también a una triste conclusión: los argentinos estamos lejos de ser libres. (Archivo PanAm Post)
Argentina celebra un nuevo aniversario de su Revolución de Mayo, ocurrida en 1810. Aunque la declaración de la Independencia llegó seis años después, la fecha del 25 de Mayo se interpreta como el día de la patria y es sinónimo histórico de una gesta de libertad.
Sin embargo, lo cierto es que esa libertad hoy brilla por su ausencia.
Esta jornada de feriado nacional amerita una reflexión. ¿Hace falta el estereotipo del colonialismo extranjero, para ver a alguien como un tirano y abusador? Si miramos nuestra historia, en los últimos dos siglos los argentinos hemos sido víctimas, por sobre todas las cosas, de otros argentinos que hicieron abuso de poder sobre una ciudadanía teórica. Personas que, desconociendo o ignorando sus derechos como tales, han aceptado el rol de habitantes explotados por un fisco autoritario, sumado a un despotismo político casi permanente.
Las tragedias de Rosas y Perón (el primero se fue exiliado, pero el segundo reencarna todos los días) han dejado pocos momentos de mediana sanidad política y sentido común en su historia como país. La Generación del 80 —que plasmó las bases de Alberdi e hizo una potencia en tiempo récord— las presidencias de Alvear y de Menem parecen ser los únicos períodos con aspectos para destacar.
El resto fue oscurantismo. A veces resulta llamativo que sigamos figurando en el mapa.
El kirchnerismo, y su versión actual, sin dudas ha sido una de las tragedias liberticidas más grandes de nuestra historia democrática. La actitud reciente de una ministra de Seguridad autoritaria, que prohíbe regresar a sus hogares a las personas que se fueron a pasar el fin de semana largo afuera con la excusa de la pandemia, debería hacernos reflexionar hoy, que brindamos por la patria y la libertad.
Pero los abusos de poder y la vulneración a las libertades individuales no son lo único en lo que tenemos que pensar este 25 de Mayo.
Nuestros representantes, argentinos, como nosotros, se creen los dueños del Estado y ostentan el poder de una manera que no se le ocurriría a ninguna monarquía moderna.
En el anuncio del último toque de queda, vigente por estas horas, Alberto Fernández cuando hizo referencia a las obligaciones del Estado como entidad, con absoluta normalidad se señaló el pecho.
Lamentablemente, ningún comunicador local de medios masivos reparó en semejante “sincericidio”. Es que ellos, lamentablemente, también son parte de problema.
Parte de esa ciudadanía adormecida, con serias dificultades conceptuales y de formación cívica.
¿Podrá Argentina celebrar algún Día de la Patria en Libertad? Es difícil, pero no imposible. Potencial nos sobra. Pero hay que llegar a la conclusión que, en cierta manera, de lo que tenemos que liberarnos hoy es de nosotros mismos.
La incómoda reflexión del 25 de Mayo: ¿Somos libres los argentinos? Pronto se dará un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, que teóricamente rompió nuestras “cadenas”, tendríamos que reconocer que la libertad es materia pendiente.
La incómoda reflexión del 25 de Mayo: ¿Somos libres los argentinos? Pronto se dará un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, que teóricamente rompió nuestras “cadenas”, tendríamos que reconocer que la libertad es materia pendiente.
La incómoda reflexión del 25 de Mayo: ¿Somos libres los argentinos? Pronto se dará un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, que teóricamente rompió nuestras “cadenas”, tendríamos que reconocer que la libertad es materia pendiente.
La incómoda reflexión del 25 de Mayo: ¿Somos libres los argentinos? Pronto se dará un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, que teóricamente rompió nuestras “cadenas”, tendríamos que reconocer que la libertad es materia pendiente.