"¿Hasta dónde se puede llegar a manipular la opinión de la
gente cuando los medios de comunicación deciden alinearse activamente con el
poder político? En pocos
años el voto izquierdista ha pasado de no llegar al 15% a rozar el 50%.
¿Alguien se cree que eso se ha debido a la reflexión libre e independiente de
los ciudadanos? Es evidente que ahí han jugado varios factores, pero sin duda
los más decisivos han sido el adoctrinamiento en las escuelas, la activa
colaboración de los medios de comunicación locales y, sobre todo, la
instrumentalización por parte de todos los mecanismos de
poder a su alcance para ir conformando la opinión de acuerdo
con sus intereses. ¡Y Artur Mas presumiendo del ejemplo de democracia que están
dando al mundo! Pasma el descaro y la impunidad con el que se está manipulando
la opinión de las personas, en flagrante violación del principio democrático.
Pero este es solo un ejemplo que por su obviedad resulta especialmente
ilustrativo. Hay otros muchos que, aun siendo más sutiles y pasando más
desapercibidos, probablemente son tan eficaces como el soportado.
En la mayoría de los casos, detrás de los gobiernos suelen
situarse los grandes grupos financieros y empresariales. De hecho, los medios
de comunicación privados suelen depender en gran medida de su apoyo económico,
sea porque controlan su propiedad o por medio de la publicidad que les
contratan. Y estos grupos apuestan, básicamente, por una estabilidad y
continuidad del modelo político y económico vigente. No quiero decir con esto,
que sean los que mueven los hilos del Poder en la sombra y que los gobiernos y
los políticos no sean más que simples títeres suyos. No, no estoy diciendo eso.
De hecho, creo que la interrelación entre unos y otros debe ser bastante más
compleja de lo que parece. Pero lo importante es que eso crea una especie de
coalición de intereses que, por una parte, proporciona esa estabilidad que, con
más o menos matices, la mayoría de los ciudadanos desean, pero, por otra parte,
actúa con todos los medios a su alcance para moldear y direccionar a la opinión
pública en el sentido que a ellos les parece más conveniente, reduciendo con
ello los escasos márgenes de libertad de que disponemos los ciudadanos.
Como ya me he referido a esto en otras ocasiones no me
extenderé más sobre ello. Pero lo que me importa señalar ahora es hacia qué
clase de democracia vamos. Y si nos dirigimos hacia un sistema político en el
que el voto de la ciudadanía esté cada vez más manipulado y todos estemos más
aborregados y alienados, tendremos que admitir que esta democracia no nos
sirve. En tal caso, tendremos que reinventarla, recuperando su esencia. Y hay
margen para ello.
Por una parte, el hartazgo de la gente con el sistema
político actual, unido al malestar creado por la crisis económica y la falta de
confianza en el futuro, está creando el caldo de cultivo para que surjan nuevas
opciones políticas."