Señor Lasso, ¿piensa usted qué me voy a olvidar de este reto a un debate? O, tiene usted miedo de encontrarse frente al pueblo ecuatoriano y contestar preguntas y repuestas con el debido respeto al cargo que usted, tan tristemente desempeña, en circunstancias totalmente inclinadas a favor suyo y de sus tristemente célebres apéndices del pasado.
Retenga usted en su mente la pregunta que siempre ha sido respondida y que usted debe conocerla.
¿El cargo hace al hombre? ¿O el hombre, al cargo?
Usted está dedicado a una campaña de candidato, sin duda manteniendo al coraje y maltrato del pueblo entretenido ¿cuánto piensa usted que esa equivocada forma, para mí no va a durar, y todos estamos en una olla con una presión tres veces mayor de la que fue especificada?
Usted con seguridad ha escuchado y quizás hasta se ha referido a: El manual de Carreño Manuel Antonio Carreño (1812-1874), político y escritor, padre de Teresa Carreño y hermano de Simón Rodríguez, recogió en su manual las formas más elementales y las reglas sobre los buenos modales para relacionarse en sociedad.
El libro comienza con tres capítulos introductorios, "Deberes morales del hombre", en donde desarrolla esas obligaciones para con Dios, para con la sociedad, para con nuestros padres, para con la Patria, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos, puesto que "el hecho de formar parte del género humano ya nos compromete a esos deberes".
... conducirnos dentro de la casa, en diferentes lugares fuera de ella y en sociedad, para finalmente pasearse por las diferentes aplicaciones de la urbanidad.
Esta obra fue, durante mucho tiempo, declarada en diversos países hispanoamericanos libro de texto para las escuelas públicas.
La urbanidad, dice la introducción a este manual, es virtud o manifestación de virtud: reflejo exterior de realidades interiores, la intención de integrarse positivamente en la vida ciudadana convertida en hechos...
Y continúa con muchos detalles más, que en las escuelas y colegios se enseñaban; hasta que "evolucionó", según los malcriados; siendo mejor calificarlo de "involucionó" a partir del momento en que los vagos, malhechores o pseudo socialistas ya sea en sus nombres, o en sus Constituciones.
Destruyendo al paso todas las reglas morales para coexistir entre las naciones.
Usted señor Lasso, está aún joven por tener sólo sesenta y cinco años, agregada la "inmensa fortuna" rápidamente amasada. Además, desconozco si en su primer día de clases fue sujeto a una disciplina de los grandes maestros o si ya le impuso el Estado sus "libros" y se concentraron los maestros a cuidarse de la ira de los alumnos o la de sus padres.
Lo único que puedo tener para deducir son términos que usted ha usado, que eran repudiados entre los estibadores que en gabarras llevaban bananos a cargar, donde mi padre me permitió trabajar en representación de sus entregas.
No salir a los mercados sería preferible
