Señor Presidente, quítese un grave problema.
El
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), es una entidad
autónoma que forma parte del sistema de seguridad social del Ecuador y es
responsable de aplicar el seguro universal obligatorio.
La Constitución
señala que la seguridad social es un derecho irrenunciable de todas las
personas. La seguridad social se rige por los principios de solidaridad,
obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiaridad, suficiencia,
transparencia y participación.
Esta noble
institución, de manera nefasta por más de un decenio ha sido victimizada y
convertido en un lupanar repleto de algunos seres dedicados al robo,
corrupción, desfalcos y todos los males que denigran su propósito.
ANTE EL ROBO, CORRUPCIÓN, ANTI-CONSTITUCIONALIDAD, Y
DENIGRANTE TRATO A SUS PROFESIONALES; PROPONGO: RETORNAR A SER UNA INSTITUCIÓN
PRIVADA, REGIDA POR SUS AUTÉNTICOS PROPIETARIOS (EL PUEBLO), Y ADEMÁS EXIGIRLE
A CUMPLIR EL PROPÓSITO PARA EL QUE FUE CREADO.
Voy a proponer, de acuerdo con la ley y el espíritu de
esta, procedimiento por el cuál podríamos conseguir las medicinas necesarias
que garanticen la salud del pueblo ecuatoriano y que ya han sido pagadas por
trabajadores y empleadores del Ecuador.
Vamos a ir por partes, arrimando el hombro para ver si se
puede estabilizar este indescriptible demagogo y que aprenda a dejar a un lado
sus malas costumbres de usurero, disfrazado de banquero de tercer puesto, con
el fin de implementar una auténtica democracia y tener un grupo idóneo de
personas que trabajen por el Ecuador.
En salud, la llamada desde su fundación: Junta de
Beneficencia de Guayaquil entidad por Decreto
expedido por el Congreso Nacional, el 8 de agosto de 1887, publicado en el
Diario Oficial "El Nacional" No. 232, del 27 de los mismos mes y año,
ha sido muy probada por casi siglo y medio de años aquí, habiendo
sido esencial para luchar contra las duras plagas que nos azotaron y que lleva
por esencia la no discriminación de todo el Ecuador, al tratar a un enfermo por
igual que llegue a sus hospitales vengan de donde sea sin diferenciación.
Yo me refiero en este caso al insigne médico doctor Luis Sarrazín Dávila, quien de los ecuatorianos ha estado siempre dispuesto a servir y no
doblegarse ante nadie y que es reconocido por sus compañeros como un gran
maestro de maestros y que, modestia aparte, ya no desea más condecoraciones. Le
pido disculpas por no haber consultado con él y me he atrevido exclusivamente
por conocer su amor y dedicación al Ecuador.