El
¿gobierno? de Guillermo Lasso va a un pronto desenlace. Por la falta de un
ejercicio directo de la aptitud en la presidencia; si no que todo es, una enorme carrera olímpica
de vanidosos mocosuelos.
El
gobierno de Lenin Moreno fue supuestamente el de un cuántico con un gran pacto político-bancario-empresarial-comunicativo, cuya diferencia con este, el gobierno de Lasso es en esencia un gobierno
bancario-empresarial-des comunicativo y muy vanidoso.
Es
vital comprender esta diferencia: jamás manejo el poder
económico, político, social y cultural. Este es el cambio estratégico de la
configuración hegemónica, no es lo mismo que gobierne el dueño del títere que
el titiritero.
Dejando
muy en claro que muchos otros pensaron que se iba a saber manejar acorde con su
dimensión y buscar buenos consejeros. ¡Qué ciertamente los hay en Ecuador! Y los
que, lamentablemente aceptaron se están quemando en un gobierno traidor y
mentiroso, porque él ha decidido juntarse con quién él se comprometió a destruir y
cambiar su maléfico procedimiento por mandato del pueblo.
Una
constancia se puede encontrar en un país estampa de los pedantes, allá en el
sur.
Su contradictorio
discurso de la racionalidad económica y política capitalista es una economía paternalista dependiente. El presidente hace énfasis en un cierto utilitarismo
retórico liberal de “beneficio para las mayorías”, aunque se siga beneficiando
a individuos y grupos privilegiados.
En el discurso, Lasso
dice que no es un “gobierno clientelar… ni agencia de empleos, ni oficina de
trámites”. Sin embargo, en la práctica política se llenan los cargos con la
misma tónica seglar de parentesco, amistades y favores políticos,
pero se mantiene en el poder a la maldición que nos saqueó.
Igualmente, Lasso reitera que está en contra de los subsidios que benefician
principalmente a los ricos, narcotraficantes y contrabandistas.
Sin embargo, en el transporte tranza
con los grandes empresarios y dueños de aerolíneas para beneficiar a una
minoría, mientras millones de ecuatorianos tienen que pagar el incremento de
los pasajes de bus y productos básicos y muchos agregados impuestos.
Se quitan aranceles para
reforzar el monopolio explotador, y se mantienen los sueldos al mínimo de miles
agricultores y trabajadores.
La inversión extranjera
anunciada, en petróleo, minería, electricidad e infraestructura, sigue esta
misma racionalidad, llegará a cerca de 2000 millones de dólares a fines del 2022,
pero sólo creará 5 mil fuentes de empleo para los esclavos; mucho de ellos
indirectos y extorsionados.
¿Reducción del tamaño
del Estado? Lasso se escuda en que hay un trabajo inútil que
no genera valor dentro del Estado. Empero el Presidente Lasso garantiza mantenerlos.
Lasso usa la parábola
del avión con dos motores, el sector público y privado, para lograr un
equilibrio económico, a todas luces, la mayoría de las acciones económicas directas
del gobierno están encaminadas hacia él.
Los ecuatorianos deseamos
que los Acuerdos Comerciales con China, Rusia y otros países tienen que hacerse
en condiciones de igualdad. Ecuador ya está asqueado de las ventas traidoras de
los infames y sus malas negociaciones.
El mayor “éxito” del
gobierno es la vacunación: 9 millones 603 ecuatorianos vacunados en 100 días,
el 52% de la población. Mi esposa y yo nos vacunamos, por consejo de nuestros galenos que claramente nos manifestaron
que no es una vacuna si no una ayuda para evitar peores sufrimientos... da rienda suelta a drogadictos y cerebros tostados... el mundo
entero está loco: argumentando y lunáticos que explican cómo le entra el agua al
coco.
La estrategia política
del “gobierno del encuentro” ¡llega a consensos y acuerdos políticos! De sólo
auto destrucción y desdeñando lo evidente.
Mientras con indígenas,
trabajadores, y maestros, son tratados con dilaciones y evasivas.
Lasso y, el CREO o no, tejen
y destejen acuerdos con una Asamblea Nacional en el descrédito público.
Sin importar estos
acercamientos, Lasso ha amenazado con llamar a Consulta Popular o muerte
cruzada de no aprobarse proyectos de Ley que le parecen urgente, sobre todo se
ha referido al Código de Trabajo paralelo y las ¿reformas? tributarias que nos
significará retroceder decenas de años.
En las “reformas
laborales” modalidades que debieron ser alternativa de contratación, aunque el “niño”
Lasso crea que la vida de miles de “Lorenzas” se pueden mejorar con ingresos de
25 dólares que deberán tributar 65 mensual, esto es la reafirmación de la pobreza estructural.
Lasso indica que la
nueva ley “garantizará los derechos adquiridos ¿? Los malos empresarios ecuatorianos que están
con Lasso quieren bajar los costos del talento humano de todas las maneras
posibles sin ir por la única ruta que es la competitividad, además de ser un minúsculo
sector que se ha enriquecido a costo de los sirvientes.
Las cifras para las
familias ecuatorianas no son nada halagüeñas: 8 de cada 10 personas han visto
reducidos sus ingresos. Cuando en el resultado de un estudio serio encontramos que
el Ecuador debería crecer un once por ciento acumulativamente desde el 1990
para en treinta años recién comenzar a prosperar.
A pesar del discurso anticorrupción
de Lasso, quedan pendientes 2 mil 777 casos y apenas 3 han llegado a sentencia.
En materia de salud, las
estadísticas dan 48 de cada 100 dólares, son pagados por los ecuatorianos en
atención y medicinas.
Los hospitales siguen
sin medicinas, algunos desabastecidos en un 80% de insumos. En la Educación
Superior: 8 de cada 10 bachilleres no pueden ingresar a la universidad o a una
escuela técnica.
Los reclamos de la
población son con justa causa, no de un grupo de “anarquistas” como ha dicho el
Presidente.
Se ha descargado la
crisis en los sectores productivos agrícolas, las comunidades indígenas, los
trabajadores, mujeres y jóvenes. Los maestros del magisterio no tienen alzas
salariales por más de doce años.
En conclusión, la tan
cacareada reactivación económica resulta en incrementar el desempleo, el
subempleo y la precarización.
La inseguridad y el
narcotráfico en la Costa, la capital y todo el país rompen récords históricos.
El “efecto Lasso” no
es la disminución del riesgo país y la subida de los bonos internacionales de
la deuda externa. Sería más empleo, mejores salarios y el cese de la migración.
El efecto
Lasso debe demostrar logros, no las limitaciones y debilidades
que se abren como heridas.
Para la reducción del tamaño del Estado, Lasso se escuda en que
hay un trabajo
inútil dentro del Estado, que él por ¿buenito? U orden ¿de su
socio? Los seguirá garantizando.