miércoles, 26 de enero de 2022

Guillermo Lasso es reconocido como el presidente más ...

El ¿gobierno? de Guillermo Lasso va a un pronto desenlace. Por la falta de un ejercicio directo de la aptitud en la presidencia; si no que todo es, una enorme carrera olímpica de vanidosos mocosuelos.



El gobierno de Lenin Moreno fue supuestamente el de un cuántico con un gran pacto político-bancario-empresarial-comunicativo, cuya diferencia con este, el gobierno de Lasso es en esencia un gobierno bancario-empresarial-des comunicativo y muy vanidoso.

Es vital comprender esta diferencia: jamás manejo el poder económico, político, social y cultural. Este es el cambio estratégico de la configuración hegemónica, no es lo mismo que gobierne el dueño del títere que el titiritero.

Dejando muy en claro que muchos otros pensaron que se iba a saber manejar acorde con su dimensión y buscar buenos consejeros. ¡Qué ciertamente los hay en Ecuador! Y los que, lamentablemente aceptaron se están quemando en un gobierno traidor y mentiroso, porque él ha decidido juntarse con quién él se comprometió a destruir y cambiar su maléfico procedimiento por mandato del pueblo.

Una constancia se puede encontrar en un país estampa de los pedantes, allá en el sur.

Su contradictorio discurso de la racionalidad económica y política capitalista es una economía paternalista dependiente. El presidente hace énfasis en un cierto utilitarismo retórico liberal de “beneficio para las mayorías”, aunque se siga beneficiando a individuos y grupos privilegiados.



En el discurso, Lasso dice que no es un “gobierno clientelar… ni agencia de empleos, ni oficina de trámites”. Sin embargo, en la práctica política se llenan los cargos con la misma tónica seglar de parentesco, amistades y favores políticos, pero se mantiene en el poder a la maldición que nos saqueó. Igualmente, Lasso reitera que está en contra de los subsidios que benefician principalmente a los ricos, narcotraficantes y contrabandistas.

Sin embargo, en el transporte tranza con los grandes empresarios y dueños de aerolíneas para beneficiar a una minoría, mientras millones de ecuatorianos tienen que pagar el incremento de los pasajes de bus y productos básicos y muchos agregados impuestos.

Se quitan aranceles para reforzar el monopolio explotador, y se mantienen los sueldos al mínimo de miles agricultores y trabajadores.

La inversión extranjera anunciada, en petróleo, minería, electricidad e infraestructura, sigue esta misma racionalidad, llegará a cerca de 2000 millones de dólares a fines del 2022, pero sólo creará 5 mil fuentes de empleo para los esclavos; mucho de ellos indirectos y extorsionados.

¿Reducción del tamaño del Estado? Lasso se escuda en que hay un trabajo inútil que no genera valor dentro del Estado. Empero el Presidente Lasso garantiza mantenerlos.



Lasso usa la parábola del avión con dos motores, el sector público y privado, para lograr un equilibrio económico, a todas luces, la mayoría de las acciones económicas directas del gobierno están encaminadas hacia él.

Los ecuatorianos deseamos que los Acuerdos Comerciales con China, Rusia y otros países tienen que hacerse en condiciones de igualdad. Ecuador ya está asqueado de las ventas traidoras de los infames y sus malas negociaciones.

El mayor “éxito” del gobierno es la vacunación: 9 millones 603 ecuatorianos vacunados en 100 días, el 52% de la población. Mi esposa y yo nos vacunamos, por consejo de nuestros galenos que claramente nos manifestaron que no es una vacuna si no una ayuda para evitar peores sufrimientos... da rienda suelta a drogadictos y cerebros tostados... el mundo entero está loco: argumentando y lunáticos que explican cómo le entra el agua al coco.

La estrategia política del “gobierno del encuentro” ¡llega a consensos y acuerdos políticos! De sólo auto destrucción y desdeñando lo evidente.

Mientras con indígenas, trabajadores, y maestros, son tratados con dilaciones y evasivas.

Lasso y, el CREO o no, tejen y destejen acuerdos con una Asamblea Nacional en el descrédito público.

Sin importar estos acercamientos, Lasso ha amenazado con llamar a Consulta Popular o muerte cruzada de no aprobarse proyectos de Ley que le parecen urgente, sobre todo se ha referido al Código de Trabajo paralelo y las ¿reformas? tributarias que nos significará retroceder decenas de años.

En las “reformas laborales” modalidades que debieron ser alternativa de contratación, aunque el “niño” Lasso crea que la vida de miles de “Lorenzas” se pueden mejorar con ingresos de 25 dólares que deberán tributar 65 mensual, esto es la reafirmación de la pobreza estructural.

Lasso indica que la nueva ley “garantizará los derechos adquiridos ¿?  Los malos empresarios ecuatorianos que están con Lasso quieren bajar los costos del talento humano de todas las maneras posibles sin ir por la única ruta que es la competitividad, además de ser un minúsculo sector que se ha enriquecido a costo de los sirvientes.

Las cifras para las familias ecuatorianas no son nada halagüeñas: 8 de cada 10 personas han visto reducidos sus ingresos. Cuando en el resultado de un estudio serio encontramos que el Ecuador debería crecer un once por ciento acumulativamente desde el 1990 para en treinta años recién comenzar a prosperar.

A pesar del discurso anticorrupción de Lasso, quedan pendientes 2 mil 777 casos y apenas 3 han llegado a sentencia.



En materia de salud, las estadísticas dan 48 de cada 100 dólares, son pagados por los ecuatorianos en atención y medicinas.

Los hospitales siguen sin medicinas, algunos desabastecidos en un 80% de insumos. En la Educación Superior: 8 de cada 10 bachilleres no pueden ingresar a la universidad o a una escuela técnica.

Los reclamos de la población son con justa causa, no de un grupo de “anarquistas” como ha dicho el Presidente.

Se ha descargado la crisis en los sectores productivos agrícolas, las comunidades indígenas, los trabajadores, mujeres y jóvenes. Los maestros del magisterio no tienen alzas salariales por más de doce años.

En conclusión, la tan cacareada reactivación económica resulta en incrementar el desempleo, el subempleo y la precarización.

La inseguridad y el narcotráfico en la Costa, la capital y todo el país rompen récords históricos.

El “efecto Lasso” no es la disminución del riesgo país y la subida de los bonos internacionales de la deuda externa. Sería más empleo, mejores salarios y el cese de la migración.

El efecto Lasso debe demostrar logros, no las limitaciones y debilidades que se abren como heridas.

Para la reducción del tamaño del Estado, Lasso se escuda en que hay un trabajo inútil dentro del Estado, que él por ¿buenito? U orden ¿de su socio? Los seguirá garantizando.